La estrella del espectáculo es este cilindro de 12 pies de largo y cuatro de ancho que se va sumergiendo en el agua. Al cabo de media hora, llega al fondo y se pone a trabajar.
"Hay una gran cantidad de fluido que atraviesa la membrana", explica Mark Golay, director de ingeniería de OceanWell, que colaboró en la fabricación de esta máquina. "Y luego se bombea de nuevo aquí arriba, al panel".
Como muchos otros sistemas de desalinización, éste hace pasar agua salada por un filtro y escupe agua dulce por el otro lado. A diferencia de esos otros sistemas, éste está diseñado para funcionar a 1.500 pies bajo la superficie, donde el agua pasa por sí sola a través de la membrana debido a la inmensa presión del agua. OceanWell afirma que, en comparación con otros sistemas basados en membranas que extraen agua cerca de la superficie, su tecnología utiliza entre un 30 y un 40% menos de energía para producir agua dulce.
Ahora mismo se está probando en un embalse a unos 65 km del centro de Los Ángeles. Es más barato probarlo aquí, porque el cilindro está instalado mar adentro y no está demasiado profundo. Pero Golay afirma que, en comparación con el agua de mar, el agua dulce es más difícil de procesar.
"Eso se debe a que hay más cosas en esta agua que tenemos que filtrar", dijo Golay.
La empresa tiene su sede en California, que entra y sale de la sequía cada pocos años. El sur de California depende principalmente del río Colorado, de las aguas subterráneas locales y de una red de embalses para saciar la sed de la región. Pero el río y las aguas subter ráneas se están reduciendo por el uso excesivo, y los embalses se han agotado a medida que el clima se vuelve más cálido y seco.

OceanWell ha recaudado 11 millones de dólares, cantidad suficiente para probar esta máquina y construir la siguiente, que entrará realmente en el océano. El mayor inversor es Kubota, la empresa de maquinaria agrícola. También hay dos docenas de autoridades del agua de California que han firmado para formar parte de un grupo de trabajo.
Están entusiasmados porque OceanWell es la única empresa de EE.UU. que está probando una solución como ésta. Y cuando la sequía se agrava lo suficiente, las restricciones de agua pueden ser severas.
"La sequía de hace tres o cuatro años nos afectó de forma desproporcionada... porque dependemos al 100% del agua importada", explicó Mike McNutt, del Distrito Municipal de Aguas de Las Vírgenes, que forma parte del grupo de trabajo y gestiona este embalse. "Y por eso prometimos a nuestras comunidades que buscaríamos otros recursos hídricos alternativos".
La última vez que hubo sequía, los clientes de McNutt tuvieron que funcionar con una cuarta parte del agua que reciben normalmente. Ahora el distrito quiere ser el primero de la fila si esta tecnología llega a estar disponible, en caso de otra grave escasez.
"Si disponemos de una fuente de agua local, como puede ser ésta", dijo McNutt, "podríamos, de hecho, disponer de moléculas físicas de agua para combatir cualquier emergencia".
Soluciones sostenibles para el agua (PDF)

