¿A qué se debe la escasa inversión en tecnología del agua?

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Lily Wakeley
Periodista independiente
Escritor independiente y cineasta galardonado, especializado en alimentación y poder comunitario.

La ubicuidad del agua puede ser su peor enemigo. ¿Por qué preocuparse por algo que suele estar tan disponible? Pero, en realidad, la demanda mundial de agua dulce podría superar pronto la oferta en al menos un 40% para 2030, según la ONU.

Según un nuevo informe de BCG, este desajuste ha dado lugar a una infrainversión crónica en tecnología del agua que podría resolver la crítica mala gestión del suministro mundial de agua.

"Hay lagos en el mapa mundial que ya no existen realmente porque los humanos los han agotado por completo: hemos cambiado paisajes enteros", explica a Sifted Vuk Trifkovic, director general y socio de BCG X, la división de construcción y diseño tecnológico de BCG, y uno de los autores del informe.

El informe estima que la continua falta de inversión (la tecnología del agua sólo recibió un 4,5% de la financiación asignada a la tecnología del clima en Europa en 2024) podría dar lugar a costes sociales asombrosos y daños ecológicos irrevocables, con un coste de entre 2 y 10 billones de dólares. Y eso que el agua es un índice de ecosistemas mucho más amplios, como el del suelo y la agricultura.

"La escasez de agua va más deprisa que nuestra capacidad para encontrar una forma socialmente aceptable de distribuirla adecuadamente", afirma Trifkovic, y añade que, en última instancia, "si no articulamos un poco más claramente la escala de inversión necesaria, no podremos atraer las inversiones suficientes que deben fluir de diversas fuentes".

Esto es lo que frena el flujo de inversiones en tecnología del agua.

Una apuesta costosa

Gaëtane Suzenet, cofundadora de European Water Tech Accelerator, tiene más de 25 años de experiencia en el sector del agua. Gaëtane Suzenet, cofundadora de European Water Tech Accelerator, cuenta con 25 años de experiencia en el sector del agua y afirma que, a pesar de que existen muchas buenas iniciativas en este ámbito, son muy pocas las que salen de "la estantería" y aún menos las que llegan al mercado, sobre todo en Europa y no en Estados Unidos.

La inversión en agua no es opcional. La única pregunta real es si va a ser inteligente o estúpida. "Tenemos que asegurarnos de que hay una combinación entre la toma de decisiones y la adecuación al mercado", lo que empieza por "solucionar los problemas de las propias startups", dice Suzenet. Ayudar a las empresas a escalar es precisamente el impulso que hay detrás de la Aceleradora Europea de Tecnología del Agua, la única aceleradora temática de este tipo.

"La inversión en agua no es opcional. La única pregunta real es si va a ser inteligente o estúpida", afirma Charlie McGarraugh, presidente e inversor principal de OceanWell, una de las empresas emergentes que participan en la aceleradora. OceanWell, con sede en Los Ángeles, desarrolla "granjas acuáticas" eficientes en aguas profundas que producen agua dulce al tiempo que protegen los ecosistemas marinos.  

Tanto McGarraugh como Suzenet destacan el problema FOAK -o primero de su clase- al que se enfrentan las tecnologías del agua como OceanWell: desarrollar infraestructuras físicas por primera vez es una apuesta costosa.

"No es como una startup normal que construye algo como una mejor aplicación de citas, donde te mueves rápido, rompes cosas, lanzas cosas a la pared y ves qué se pega", dice McGarraugh. "Nos enfrentamos a una combinación de intensidad de capital y larga duración".

¿Cuánto vale realmente el agua?

El informe del BCG, titulado ¿Cuánto vale realmente el agua? - sostiene que un mejor reconocimiento del valor del agua y una fijación más precisa de su precio podrían ofrecer a los inversores una imagen más clara de los beneficios y riesgos financieros, lo que fomentaría una mayor inversión. Pero Trifkovic afirma que actualmente no disponemos de una forma universal de medir el valor del agua como hacemos con el carbono.

Nos enfrentamos a una combinación de intensidad de capital y larga duración. "Ya hemos introducido otros límites planetarios en un marco de valor. Conocemos el precio del carbono, lo cual es bastante extraño si pensamos en lo abstracto que es en realidad", afirma.

Para resolver esta carencia, BCG ha desarrollado el Marco del Valor del Agua. Al tener en cuenta los beneficios económicos, sociales y medioambientales del agua, así como dónde y cómo se utiliza, está diseñado para captar todo el valor -y el consiguiente precio- del agua. Esto incluye su valor marginal, influido por la relación entre circunstancias cambiantes, como la disponibilidad de agua y las necesidades humanas.

"Me encanta que el fondo sea también la opcionalidad futura. Quien lo utiliza puede expresar no sólo la extracción inmediata de valor del agua, sino también cómo puede utilizarse en un sentido futuro", dice Trifkovic.

Hacer llover

McGarraugh afirma que la reticencia a invertir se ve exacerbada por la especificidad de la naturaleza intrínsecamente política y local del agua, que lo convierte en un espacio muy regulado.

La capacidad de la sociedad para construir mejores infraestructuras hídricas a largo plazo es básicamente ilimitada porque crea valor en lugar de consumirlo.

Por esta razón, Gaëtane afirma que debe haber más financiación pública para que "el mercado pueda ver que sí, que estas tecnologías han sido probadas, que pueden desplegarse y escalarse". Es entonces cuando podemos empezar a entender el valor "más allá de una discusión filosófica", para que sea "práctico y relacionable", añade.

Trifkovic está de acuerdo y añade que la magnitud de la inversión tiene que ser mucho mayor que la del capital riesgo.

"Se trata de un problema mucho mayor de gestión de activos que, en algunos casos, necesitará la intervención del Estado y la inversión en políticas", afirma, y afirma que es necesario "un cambio total de mentalidad cultural global hacia el agua".

Debido a esta urgencia, McGarraugh es optimista de cara al futuro.

"La capacidad de la sociedad para construir mejores infraestructuras hídricas a largo plazo es básicamente ilimitada porque crea valor en lugar de consumirlo", afirma. "Sabemos que tenemos razón y tenemos toda la voluntad y cada vez más capacidad para cumplir algo que realmente importa, y nada nos disuadirá de ello".

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